
El verano es la época dorada para los espacios exteriores, ya bien sean públicos o privados, estos rincones destacan por contar con un elemento fundamental que destaca sobre el resto: el agua.
Durante los meses de más calor este líquido elemento se hace real a través de fuentes, estanques, láminas de agua, parques, jardines o terrazas, donde el agua proporciona un gran poder sensitivo de paz y armonía. Pero si además nos acercamos al agua como elemento catalizador, se puede encontrar en su reflejo, brillos y sonidos que harán de este espacio un lugar único donde poner nuestras sensaciones a descansar del mundanal ruido. De esta forma, simplemente una pequeña fuente o surtidor de agua, con el sonido que genera permite crear un manantial de sensaciones, a la vez que su sonido forma un espacio de relax íntimo y acogedor.
Además, durante el verano, el agua sirve para suavizar la temperatura exterior e incrementar la humedad ambiental aumentado así la capacidad y disfrute de la terraza o jardín. Por su parte, el propio sonido del agua consigue ser un gran amortiguador de la contaminación acústica del exterior. Este caso lo podemos encontrar en ejemplos tan claros como los patios andaluces, lugares de culto donde el agua, por sí mismo, actúa como relajante natural de los propios espacios y de las personas, gracias al propio sonido del agua. La forma y fondo en que cada gota cae es crucial para armonizar el sonido con el espacio.
Por último, es importante recordar que cualquier rincón se puede utilizar para instalar una fuente ya que su instalación y mantenimiento es muy sencilla y se puede personalizar en función del espacio o utilizando cualquier elemento decorativo que nos apetezca como recipiente para el agua.
Así, el jardín es el lugar idóneo en el que durante el verano, el agua hace su agosto.