
El equinoccio de otoño se produce todos los años entre el 22 y el 23 de septiembre, un momento clave para hacer balance ya que a partir de este momento comienza una época de transformación para toda la naturaleza existente en el jardín. Es un momento perfecto para reparar las incidencias que haya podido ocasionar el verano en árboles, arbustos y vivaces preparando el terreno para afrontar con garantías de éxito los próximos meses.
Es conveniente mejorar la estructura del terreno, aireándolo de la posible compactación provocada por el abundante riego que se ha necesitado en la época de verano, siendo también conveniente la aplicación de un abono ya que con las bajadas de temperatura son muchas las plantas que disfrutan durante el otoño de una “segunda primavera” con abundante desarrollo durante la estación otoñal. Además, un correcto abonado ayudará a las especies vegetales a endurecerse con vistas al invierno, soportando mucho mejor los rigores de dicha estación.
El otoño nos ofrece un escenario de color único en el año, coloreando el jardín ya que durante esta temporada hay muchas especies caducifolias que van transformando el tono de sus hojas impregnándose de colores que no se pueden ver en otra época del año. Se pueden encontrar colores dorados en carpes y hayas, rojizos en especies como el liquidámbar, la parrotia o la lagerstroemia y espectaculares amarillos en moreras y gingkos. Podemos añadir especies que pongan el contrapunto floral en esta época del año como pueden ser los brezos, las callunas, el aster, el cyclamen y los diversos tipos de violas. Por último, si queremos conseguir un ambiente más otoñal en el jardín se pueden utilizar o incorporar materiales pétreos con tonos rojizos como bolo de adobe o puzolana volcánica que incrementan la sensación otoñal.
Nos encontramos, por lo tanto, ante una época preciosa de nuestros espacios exteriores con suaves temperaturas y escenarios sorprendentes en matices que nos permiten prolongar el uso y disfrute del jardín o terraza.