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Los jardines no sólo se pueden disfrutar a la luz del día. Son también zonas de estancia y contemplación durante la noche, entornos que se transforman gracias al diseño lumínico. En todos nuestros proyectos de paisajismo dedicamos una especial atención a la iluminación de jardines y terrazas, empleando diversas técnicas y soluciones, como las que os mostramos en las fotografías que acompañan a este post.
La noche es un momento que llena sugerencias y promesas al espacio. El jardín puede convertirse entonces en un cuento, en un cuadro romántico, en un remanso sereno o en un espacio vibrante que cambia la cara que muestra durante el día. Con la puesta de sol surge un entorno nuevo en el que podemos dibujar diferentes acabados visuales, poniendo de relieve los diversos elementos. Al iluminar el jardín realzamos características que solo aparecen cuando la luz solar ya no está, porque ganan protagonismo las formas arquitectónicas y las composiciones de plantas y otros elementos diseñados para la ocasión.
A la hora de desarrollar el estudio lumínico hay que tener en cuenta, en primer lugar, la iluminación con la que ya contamos, es decir, la de la casa o la zona perimetral donde podemos encontrar farolas y otros elementos que influyen en el conjunto. También es muy importante aprovechar y poner en valor el cielo nocturno, evitando invadir y ocultar la luminosidad natural de las estrellas con luces potentes que iluminen hacia arriba o hacia abajo, ya que esto nos quitaría muchas perspectivas del cielo. Es un aspecto muy importante a tener cuenta, porque evitaremos contaminar lumínicamente desaprovechando la belleza de la luz natural.
En la iluminación artística del jardín se recurre a luces directas e indirectas. Las primeras son luminarias funcionales como las farolas o balizas que se colocan para delimitar el terreno, indicar los viales principales o marcar zonas estanciales donde solemos pasar tiempo, como el porche. Si queremos iluminar un muro, utilizaremos apliques de pared, que pueden emitir un haz lumínico más globoso o con un ángulo más fino, dependiendo del modelo. Eso sí, siempre valiéndonos de bombillas LED para reducir el consumo.
Por su lado, la luz indirecta resulta de la utilización de proyectores, que se pueden ocultar encastrados en el suelo y se pueden orientar con una rótula que permite moverlos. Se pueden colocar al lado de los árboles, generando ambientes sugerentes y realzando los volúmenes. También es posible situarlos en las paredes de las piscinas y sirven también para realzar las láminas de agua.
Hay otras técnicas que se utilizan mucho actualmente, como las tiras de luces LED, que suelen usarse para iluminar zonas que quedan en penumbra y pueden emplearse también en el interior de una jardinera, de forma que conseguimos técnicas de retroiluminación que generan un efecto de profundidad. La iluminación también es cuestión de modas. Muestra de ello es el auge actual de la colocación de catenarias de las que prenden bombillas y la de colgar lámparas de los árboles, de forma que se consigue una luz artística que aporta una sensación acogedora.
Como podéis ver, y como muestran las fotos, son muchas las formas de iluminar un espacio ajardinado en función de las características del terreno y del ambiente que se quiera crear. En nuestros proyectos llevamos a cabo un estudio lumínico detallado para cada espacio, configurando visiones totalmente distintas en el día y en la noche.
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